¡Reciclar debe merecer la pena!
Es el mundo al revés: un material que dura más que la vida humana se utiliza rápidamente como film de embalaje y acaba en montañas de basura o en el mar... Tenemos que cambiar esta situación, dice el Dr. Dirk Textor ...
El Dr. Dirk Textor es el Presidente de la Asociación de Reciclado de Plásticos de la Asociación Alemana de Materias Primas Secundarias y Gestión de Residuos (Bundesverband Sekundärrohstoffe und Entsorgung e. V.) y está bastante molesto por el mal uso que se hace del plástico en todo el mundo. ¿Por dónde empezar? ¿Podría el CO2, entre otras cosas, ser una palanca para ello? Nos lo contó en una entrevista...
Dr. Textor, hay enormes cantidades de plástico flotando en nuestros océanos. Muchas playas están llenas de basura. Peces y pájaros mueren de hambre con los estómagos llenos de plástico: ¿hasta qué punto es sostenible el plástico?
El plástico es un material muy sostenible, pero todo depende de cómo lo utilicemos. Una de sus fantásticas propiedades es su durabilidad. Sin embargo, esto puede convertirse en un problema si se desecha de forma inadecuada y acaba en el mar. En realidad, la durabilidad es una propiedad muy positiva, pero la industria de fabricación de plásticos ha conseguido que utilicemos el plástico para productos muy poco duraderos. En cierta medida, esto también tiene que ver con su modelo de crecimiento. Porque lo que se rompe rápido hay que sustituirlo rápido...
Ya hemos hablado del peor escenario para la eliminación del plástico, pero ¿qué ocurre con un producto de plástico después de su primera vida?
En el mejor de los casos, el primer uso de un producto de plástico no es rápido, sino que utilizamos el plástico con otro producto de larga duración. Porque una cosa está clara: reutilizar es mejor que reciclar. En algún momento, sin embargo, la mayoría de los productos habrán llegado al final de su vida útil y entonces, idealmente, serán reciclados y reutilizados. Ustedes, en GRAF, incluso estamos convirtiendo la lógica derrochadora de la industria del plástico en algo positivo: Los productos de vida muy corta, es decir, los envases, se convierten mediante el reciclado en productos sostenibles de vida muy larga, que en sí mismos forman ciclos y al final pueden volver a reciclarse.
Hasta aquí los escenarios positivos y negativos. Como consumidor final, ¿Tengo algún control?
Aquí en Europa, en Europa Occidental, y en Alemania, tenemos nuestros sistemas de separación de residuos. Puedo contribuir en mi vida diaria decidiendo en qué contenedor deposito mis residuos. Pero si somos sinceros, como sociedad debemos aprender sobre todo a consumir menos productos perecederos. Lo que debemos hacer es evitarlos. Durante la pandemia -por terrible que haya sido- lo hemos conseguido. Se redució entre un 10% y un 15% la cantidad de ciertos plásticos a nivel mundial. Pero ¿cómo podemos hacer lo mismo ahora?
La Presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, ha anunciado el fin de la cultura usar y tirar en 2022. Se podría pensar que eso significa que todo está en orden. En realidad, sin embargo, el consumo sigue creciendo en todo el mundo.
De hecho, el consumo aumenta de forma espectacular en todo el mundo, y en Europa también aumenta, aunque no al mismo ritmo. El fin de la cultura de usar y tirar es, por tanto, desgraciadamente una ilusión, independientemente de que se fije 2030 o 2035 como fecha límite. En este sentido, necesitamos formas de trabajar con el plástico que consumimos.
¿Qué hay que hacer desde el punto de vista político?
El plástico nuevo debe ser más caro. Existe un mercado de material virgen y, si observamos la evolución de los precios en los últimos doce meses en particular, está claro que el plástico será cada vez más barato y que, en cambio, el reciclaje lo tendrá cada vez más difícil. Por eso digo: necesitamos un incentivo para los recicladores y los usuarios de materiales reciclados para que su uso también merezca la pena desde el punto de vista económico. En mi opinión, el CO2 sería la alanca adecuada, porque en general se puede calcular que ahorramos dos kilogramos de CO2 por cada kilogramo de material reciclado que sustituye al material virgen. Si tuviéramos que añadir el CO2 al precio del nuevo producto, por supuesto sería más caro. O habría que hacer que quienes utilizaran plástico reciclado recibieran una recompensa económica por kilogramo de CO2. Ya se trate de plástico, metal o papel, los materiales reciclados siempre se imponen como bienes de producción masiva cuando son más baratos que el material virgen.
¿Qué posibilidades hay de que llegue esta normativa?
Estoy bastante seguro de que llegará. La cuestión es más bien en qué plazo y si todas las empresas medianas sobrevivirán hasta entonces. Y es que la industria del reciclado, a diferencia del sector productor de plásticos, se caracteriza por las PYMES. Existe una amenaza de que la industria química se haga un hueco en el mercado, ya que puede utilizar los plásticos desde el punto de vista químico, pero no material. Sin embargo, la huella de CO2 es mayor. GRAF tiene la ventaja en el sector de las PYMES de que nosotros, como empresa, producimos nuestro propio reciclaje. El hecho de haber invertido pronto por convicción y poder recurrir ahora a 40 años de experiencia está dando sus frutos.
Pero, ¿la economía circular en su conjunto tiene malas perspectivas?
No, veo un replanteamiento. Y eso es muy necesario. Al fin y al cabo, la prosperidad mundial crece y con ella el consumo de recursos. Por eso es tan importante tener en cuenta el reciclaje de un producto desde la fase de diseño. La idea de la economía circular cambiará nuestra vida cotidiana. Como sociedad, sólo podemos dar la bienvenida a esta revolución y transformación, y ponerla en nuestros jardines en forma de depósito de agua de lluvia, por ejemplo.